Miguel Servet: el científico quemado en la hoguera… tres veces

Miguel Servet fue un científico español quemado en la hoguera por sus ideas revolucionarias. Se trata de una figura esencial en la Historia de la Medicina, cuya vida y descubrimientos se entrelazan con la medicina, la teología y el pensamiento científico del Renacimiento. Pese a ello, su figura no es especialmente conocida en España. Vamos a intentar que, con este post, sepáis todos un poco más de él.

¿Qué descubrió?

Miguel Servet fue el descubridor de la circulación pulmonar de la sangre. Hasta entonces se pensaba, de acuerdo con las enseñanzas de Galeno, que el aire llegaba al corazón por la vena pulmonar y que allí se mezclaba con la sangre. Entonces cruzaba de un ventrículo a otro a través de poros y ya se distribuía por el organismo. Servet propuso que era la arteria pulmonar la que llevaba la sangre a los pulmones. Allí recogía el aire (aún no se hablaba del oxígeno) a través de capilares, y después volvía al corazón por la vena pulmonar. Negaba la existencia de comunicación entre los ventrículos, y decía que la sangre solo llegaba de uno a otro tras pasar por los pulmones.

¿Quién era?

Miguel Servet fue un médico español del siglo XVI. Su lugar y fecha de nacimiento exacto están en discusión, entre Villanueva de Sigena (Aragón, opción mayoritariamente aceptada) y Tudela (Navarra) y 1509 o 1511. Era hijo de Antón Serveto, notario, y de Catalina Conesa, de familia judeoconversa.

¿Cómo fue su vida?

Miguel era buen estudiante y muy curioso. Con 15 años, marchó a Francia para estudiar leyes. En el país vecino vivió gran parte de su vida. Pronto entró a trabajar como secretario del fraile Juan Quintana, que llegó a ser confesor y consejero del emperador Carlos V. Siguiendo a Juan Quintana viajó por Europa y estuvo presente en la coronación de Carlos V como emperador. Ya en esa época dominaba el hebreo y el griego y su curiosidad le llevó a estudiar la Biblia en estos idioma. Servet tenía la sospecha de que la traducción del latín no era correcta… En 1531 publicó el libro De Trinitatis Erroribus, donde negaba el dogma de la Trinidad. Obviamente esto no sentó bien ni a católicos ni a protestantes, por lo que tuvo que cambiar su apellido y escapar a Lyon.

Posteriormente se marchó a París, donde, en 1537, comenzó a estudiar medicina, mientras se ganaba la vida como profesor de matemáticas y astronomía. Como vemos era un auténtico hombre del Renacimiento, con conocimientos y curiosidad sobre una amplia variedad de temas.  Logró trabajo como ayudante en las disecciones (su antecesor era el conocido médico anatomista Andrés Vesalio). Sin embargo, tuvo problemas nuevamente con la autoridad y nuevamente tuvo que marchar, en este caso, al sur de Francia. Allí se ganó la vida como médico. Pero su doctrina teológica, con la negación de la Trinidad, entre otras cosas, le obligó a huir, puesto que había sido condenado por la Inquisición. Recaló en Ginebra donde fue reconocido y condenado a la hoguera, por ser considerado un hereje.

El año de su muerte, 1553 se publicó su obra más conocida, Christianismi Restitutio. Pese a ser un tratado de teología, recogía sus investigaciones médicas, las que le han hecho pasar a la Historia, el descubrimiento de la circulación pulmonar de la sangre. En realidad, ha pasado a la Historia a posteriori, porque en su momento estas investigaciones no tuvieron ninguna repercusión. De hecho, no se asumió de manera mayoritaria la circulación pulmonar hasta el siglo XVII.

¿Por qué fue perseguido por la Iglesia y condenado a morir en la hoguera?

En 1530, tras la coronación de Carlos V Servet, escandalizado por el lujo y la corrupción del papado, abrazó la Reforma protestante que encabezaba Lutero. Sin embargo, Miguel Servet fue mucho más allá en sus ideas reformistas de lo que fueron los protestantes. Como hemos dicho antes, en 1931 publicó su primer libro, De Trinitatis Erroribus, donde refutaba el dogma de la Trinidad. Él estaba convencido de lo que escribía, así que mando una copia de su libro al obispo de Zaragoza, que solicitó la intervención de la Inquisición, y a Erasmo de Rotterdam. El libro en inmediatamente prohibido en numerosas ciudades europeas, tanto católicas como protestantes. El 24 de mayo de 1532, el Consejo de la Inquisición en Medina del Campo, inició una investigación contra Servet. El 17 de junio de 1532, la Inquisición de Tolosa, Francia publicó un decreto de búsqueda contra cuarenta sospechosos de defender ideas antitrinitarias, entre ellos, nuestro protagonista. Ante el cariz que toman los acontecimientos, Servet cambió su nombre por el de Michel de Villeneuve y huyó de Estrasburgo, donde había publicado su libro, a Lyon.

En esa época estableció relación por carta con el líder protestante Juan Calvino. En 1533, Servet escribió otro libro y envió una primera copia a Calvino, esperando sus comentarios. Esta obra era Christianismi Restitutio, que es en la que hemos comentado que desarrolla sus investigaciones médicas. Calvino envió a Servet su propio libro, Institutio religionis Christianae publicado en 1536. Servet lo leyó y se la devolvió con unas anotaciones muy críticas al margen. Esto enfadó mucho a Calvino que desde entonces decidió cortar la relación con él. De hecho, se conserva una carta en la que Calvino afirma que “Si [Servet] viene aquí, si mi autoridad sirve de algo, nunca le permitiré que se marche vivo”.

Christianismi Restitutio no fue publicado hasta 1553, y lo hizo de forma anónima. Servet podía ser un revolucionario, pero no era tonto, no iba a publicar más libros polémicos con su propio nombre. Aún así, se supo de alguna manera que el autor era Servet. Según algunas fuentes, fue el propio Calvino el que filtró el nombre real del autor. Servet fue detenido y, tras ser interrogado, ingresó en la cárcel. El aragonés consiguió escapar, por lo que el tribunal eclesiástico se tuvo que conformar con sentenciarle a muerte in absentia y quemar un muñeco con su imagen y sus libros. Esta fue la primer quema en la hoguera.

Servet emprendió viaje hacia Italia, pero por motivos que se desconocen paró antes en Ginebra y no se le ocurrió otra cosa que acudir a la iglesia donde predicaba Calvino. El mismo Calvino le denunció, tras lo cual fue detenido y sometido a un juicio que duró dos meses. Fue un juicio con, digamos, pocas garantías, en las que Servet ni siquiera contaba con un abogado. Al final del proceso, en la última alegación Servet culpó a Calvino acusarle falsamente. Finalmente, fue condenado a muerte. El propio Calvino trató de cambiar la muerte en la hoguera por una más “piadosa”, la decapitación, pero no tuvo éxito. El 27 de octubre de 1553 Servet ardió con un ejemplar de su obra atado al brazo. Esta fue su segunda quema en la hoguera.

Y os preguntaréis ¿y la tercera vez que le quemaron?

En 1908 se erigió una estatua a Servet en la localidad francesa de Annemasse, muy cercana a Ginebra. El ayuntamiento de la ciudad suiza se había negado a poner la estatua. El 13 de septiembre de 1941 el gobierno colaboracionista francés de Vichy retiró y fundió la escultura de bronce. Esta fue la tercera vez que fue, metafóricamente, quemado en la hoguera. La estatua fue finalmente restituida en 1960 en un parque de Annemasse.

En la actualidad, la figura de Servet trasciende su importancia en la Historia de la medicina y es una figura simbólica de valentía intelectual, búsqueda de la verdad y el derecho a la libertad de conciencia.

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About the Author: Alberto Morán

Licenciado en farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realicé mi tesis doctoral en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia. Posteriormente hice un Máster en Dirección de Empresas Biotecnológicas. Trabajé casi un año en una consultoría de biotecnología. Posteriormente fui investigador y docente en la Universidad Complutense de Madrid durante siete años. Mi carrera investigadora se desarrolló en el estudio de los mecanismos moleculares del cáncer (colon y pulmón esencialmente). En noviembre de 2012 abandoné definitivamente el laboratorio. En la actualidad soy titular de una oficina de farmacia.

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