¿Y si la bilis nos hablara? Detección precoz del cáncer de hígado
Hoy quiero contaros un trabajo que hemos realizado de forma conjunta investigadores del CIMA-Universidad de Navarra, en colaboración con distintos hospitales europeos en especial con el Hospital Universitario de Varsovia. Se trata de un avance que puede ayudar en el seguimiento de una enfermedad hepática poco frecuente, pero muy grave, la colangitis esclerosante primaria (CEP).
¿Qué es la colangitis esclerosante primaria (CEP)?
La CEP es una enfermedad hepática crónica y rara, que suele afectar a adultos jóvenes, principalmente varones. Es más común en el norte de Europa y Norteamérica. Se caracteriza por una inflamación progresiva de los conductos biliares —los “tubos” que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino—. Con el tiempo, esta inflamación provoca cicatrices, los conductos se endurecen y se estrechan, dificultando el paso de la bilis y provocando daño hepático.
Muchos pacientes con CEP acaban desarrollando cirrosis y, en fases avanzadas, pueden necesitar un trasplante de hígado. Además, tienen un riesgo significativamente mayor que el resto de la población de desarrollar un tumor en estos conductos, conocido como colangiocarcinoma (CCA). El problema es que este tumor suele detectarse tarde, cuando las opciones terapéuticas son muy limitadas. De ahí la necesidad urgente de encontrar nuevas herramientas que permitan una detección precoz del cáncer y mejoren así el pronóstico de estos pacientes.
¿Por qué la bilis podría ser clave?
La bilis es un fluido digestivo producido por el hígado y almacenado en la vesícula biliar. Se libera al intestino durante las comidas y participa, entre otras cosas, en la digestión de las grasas y en la eliminación de toxinas.
Lo interesante es que este fluido está en contacto directo con las células que recubren los conductos biliares. Si alguna de estas células es tumoral o empieza a transformarse, puede liberar fragmentos de ADN y otras moléculas que acaban flotando en la bilis. Así, lo que antes se consideraba simplemente un líquido digestivo se convierte en una muestra riquísima en información: una biopsia líquida que nos permite asomarnos a lo que ocurre en las vías biliares sin necesidad de procedimientos invasivos.

La bilis, una muestra con mucha información: desde ácidos biliares y metabolitos hasta ADN, vesículas o microbiota. Imagen original de Arechederra et al., Explor Dig Dis. 2024
Eso sí, a diferencia de la sangre o la orina, la bilis no se obtiene de forma rutinaria. Solo puede recogerse en situaciones clínicas concretas, como cuando un paciente sufre un estrechamiento en las vías biliares y necesita someterse a una CPRE (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica). Esta técnica permite acceder a los conductos, tomar imágenes y drenar la bilis acumulada.
Durante mucho tiempo, esa bilis se desechaba. Pero hace unos años, conociendo ya el enorme valor de esta muestra, desde nuestro equipo del CIMA, junto con el equipo del Dr. Urman en el Hospital Universitario de Navarra y los centros de Galdakao y Burdeos, pusimos en marcha el proyecto BileBank, para promover la recogida y análisis de la bilis. Bilebank hoy ya agrupa a hospitales de toda España y Europa. Si queréis saber más, podéis visitar https://bilebank.org/.
En 2021 demostramos que el análisis de mutaciones en ADN circulante en bilis —un ensayo al que llamamos BileMUT— ayuda a distinguir de forma precoz entre lesiones benignas y malignas en las vías biliares. Puedes leer más sobre aquel trabajo aquí.
¿Y qué hemos hecho ahora?
En este nuevo trabajo recientemente publicado, nos hemos centrado en una población especialmente vulnerable: los pacientes con CEP. Como hemos visto, presentan un riesgo elevado de desarrollar colangiocarcinoma, pero el diagnóstico precoz en estos casos sigue siendo todo un reto.
Aplicamos el ensayo BileMUT al ADN presente en las muestras de bilis recogidas durante las CPREs realizadas a estos pacientes. Nuestros resultados muestran que este análisis mutacional no solo es técnicamente viable, sino que aporta información muy relevante: identificamos mutaciones en un porcentaje significativo de pacientes. Algunos de ellos fueron diagnosticados posteriormente con colangiocarcinoma. Otros no —al menos por el momento—, pero la presencia de esas mutaciones, que no deberían encontrarse en condiciones normales, sugiere que estos pacientes podrían beneficiarse de un seguimiento más estrecho.

Resumen del artículo: Arechederra et al., Liver Int. 2025.
En definitiva, algo tan aparentemente desechable como la bilis puede convertirse en una herramienta útil para el seguimiento personalizado de una enfermedad compleja, y contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
Este trabajo ha sido liderado por los Drs. Carmen Berasain, Matías Ávila y María Arechederra, del CIMA-Universidad de Navarra, en el marco del CIBER en Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBERehd). Ha contado con la colaboración de la Medical University of Warsaw y la Pomeranian Medical University (Polonia), así como de la University of Duisburg-Essen y el University Hospital RWTH Aachen (Alemania), entre otros centros internacionales.
La investigación ha sido posible gracias al apoyo de entidades públicas y privadas como la Unión Europea (proyectos TRANSCAN y Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi-Navarra), el Instituto de Salud Carlos III, el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra, la Asociación Española Contra el Cáncer, Thermo Fisher Scientific y la Fundación Rolf M. Schwiete.
Artículo original
DOI: 10.1111/liv.70049
About the Author: María Arechederra

One Comment
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Magnifico trabajo!!!