Patarroyo y la primera vacuna frente a la malaria

El día 9 de enero falleció el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo. Quizás a muchos no os suene su nombre, pero es el inventor de la primera vacuna sintética frente a la malaria. Y no solo es su inventor, sino que donó el invento a la Organización Mundial de la Salud.

Vamos a conocer su historia.

Malaria

La malaria, también llamada paludismo, es una enfermedad provocada por el parásito del género Plasmodium que, en 2023, provocó la muerte de unas 600.000 personas en todo el mundo, sobre todo en África. Afecta a más de 200 millones de personas cada año. La mayoría de los fallecidos son menores de cinco años. Se transmite por la picadura de un tipo concreto de mosquito, la hembra de Anopheles.

Eritrocitos infectados por Plasmodium vistos al microscopio

Eritrocitos infectados por Plasmodium vistos al microscopio

La enfermedad se manifiesta con fiebre y escalofríos diez o quince después de la picadura y continúa con convulsiones, orina oscura, color amarillento de los ojos y hemorragias anormales. Según la especie de Plasmodium, la enfermedad es más o menos grave. El P. falciparum es el que cursa con mayor gravedad, con problemas renales, cerebrales e incluso fallecimiento.

El ciclo vital del parásito es algo complejo. De manera sencilla es más o menos así: tras la picadura de una hembra de Anopheles que tenga en su saliva la forma infectiva de Plasmodium, llamada esporozoito, el parásito llega a la sangre, desde donde va al hígado. Allí penetra en las células hepáticas y maduran y se reproducen (hasta 30.000 individuos por cada célula infectada). Rompen la célula del hígado y se vierten a la sangre, donde se introducen en los glóbulos rojos. Allí se vuelven a reproducir, lisan el glóbulo rojo e infectan nuevos glóbulos rojos. En determinados momentos, dentro de los glóbulos rojos, se produce una maduración a otras formas que son las que serán absorbidas por el mosquito tras una nueva picadura.

Ciclo del parásito Plasmodium

Ciclo vital del parásito Plasmodium

Tratamiento

Para tratar la malaria se utilizan diversos fármacos, si bien en la actualidad lo más común es emplear artemisina. Anteriormente se empleaba cloroquina, pero los parásitos han ido adquiriendo resistencia al fármaco.

Se hace énfasis fundamentalmente en la prevención de la enfermedad. Lo primero recomendado es intentar evitar la picadura del mosquito. Una de las medidas más eficaces y extendidas es dormir con mosquiteros. También se recomienda el uso de repelente de mosquitos ropa que proteja toda la piel. En zonas donde la enfermedad es endémica se busca controlar al vector de transmisión, es decir, al mosquito Anopheles, para lo que se realizan campañas de fumigación. Sin embargo, Anopheles ha desarrollado en muchos casos resistencia a los insecticidas, por lo que su control es bastante complicado. Para la prevención se pueden emplear también medicamentos antipalúdicos y, fundamentalmente, la vacunación.

Desarrollo de la vacuna de Patarroyo y situación actual

El desarrollo de una vacuna frente al paludismo comenzó a finales de los años 60 del siglo XX. Sin embargo, las dificultades técnicas eran grandes. Una de los principales obstáculos a la hora de desarrollar una vacuna frente a la malaria es que el Plamodium es un ser con células eucariotas, como las de los humanos. Recordemos que la mayor parte de las vacunas que tenemos son frente a bacterias (procariotas) o virus.  Además, el ciclo vital del parásito, como hemos visto más arriba, es complicado, con distintas fases y formas vitales.

Estos contratiempos, además del escaso interés por parte de las grandes farmacéuticas, hicieron que no se avanzara en demasía. Hasta que surgió la figura de Manuel Elkin Patarroyo.

Manuel Patarroyo estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia y se formó en virología e inmunología en las Universidad de Yale y la Universidad Rockefeller. Su grupo de investigación desarrolló en 1986 la primera vacuna sintética contra la malaria, llamada SPf66. Patarroyo empleó para la vacuna una pequeña proteína sintética similar a otra que recubre al parásito. Esta vacuna frente a P. falciparum demostró cierta eficacia protectora en Colombia. Sin embargo, en los ensayos clínicos realizados en África no tuvo el mismo éxito. Existió bastante controversia en cuanto a su eficacia, puesto que algunos ensayos observaron eficacias de hasta el 82% mientras que en otros rondaba el 25%. Incluso una década después, un trabajo publicado en The Lancet afirmaba que no veía ninguna eficacia de su vacuna en una población de niños del norte de Tailandia. También se criticaba en otros artículos que, incluso cuando había eficacia en la protección, ésta se perdía pasado poco tiempo.

La idea de Patarroyo de producir vacunas a partir de péptidos sintéticos que imitan partes del agente infeccioso era bastante avanzada en esa época y el científico defendía que podía llegar a ser un método casi universal para el desarrollo de vacunas. Pese a que actualmente parece claro que la efectividad de la vacuna de Patarroyo era limitada, hay que reconocerle que marcó un hito en la lucha contra la malaria. De hecho, Pedro Alonso, director del Programa Mundial de la Malaria de la OMS entre 2014 y 2022 fue colaborador suyo y le considera una inspiración. Sin la aparición de Patarroyo, no existiría el impulso ni el conocimiento actual para desarrollar una vacuna frente a la malaria (más de 50 en desarrollo en 2013 y 24 en ensayos clínicos en 2018). Algunas de las vacunas que ya se utilizan en África son “descendientes” de sus trabajos en los años 80.

Manuel Patarroyo cedió en 1993 la patente de su vacuna a la Organización Mundial de la Salud para que, de esa manera, pudiese llegar a todo aquel que la necesitara, teniendo en cuenta que es una enfermedad que afecta, fundamentalmente, a países pobres. Solo puso una condición, que la producción tuviera lugar en Colombia.

Pese a que fue la vacuna de la malaria la que hizo conocido a Patarroyo a nivel mundial, hay que destacar que dedicó gran parte de su carrera a buscar soluciones a problemas de salud pública que afectan sobre todo a países pobres o en vías de desarrollo. También es importante destacar que, pese a tener ofertas para trasladarse a centros de investigación punteros de todo el mundo, decidió quedarse en Colombia para potenciar la investigación y demostrar que también en países con no tanta fama científica se puede hacer investigación de alta calidad.

Polémicas

La principal polémica proviene de la eficacia de su vacuna frente a la malaria. Los primeros ensayos llevados a cabo afirmaban altos niveles de eficacia. Análisis de esos estudios por parte de un comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud concluyeron que tenían fallos en la metodología que dificultaban extraer conclusiones válidas.  Recomendaron la realización de estudios independientes. A lo largo de los año se realizaron varios ensayos clínicos en diversas partes del mundo y se obtuvieron resultados contradictorios, pero en general con eficacias más modestas. Según afirma Pedro Alonso estas contradicciones pueden deberse a las dificultades de estandarización de los péptidos sintéticos que emplea la vacuna.

Patarroyo fue también criticado por el empleo de determinados primates como animales de experimentación en su laboratorio. De hecho, en 2014 su trabajo con monos del Amazonas fue cancelado por el gobierno colombiano tras una serie de denuncias por maltrato animal y contrabando de animales. Sin embargo, en 2015 se levantó esta cancelación, tras ser obligado a seguir una serie de protocolos que garantizaban el correcto manejo y bienestar de los primates.

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About the Author: Alberto Morán

Licenciado en farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realicé mi tesis doctoral en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia. Posteriormente hice un Máster en Dirección de Empresas Biotecnológicas. Trabajé casi un año en una consultoría de biotecnología. Posteriormente fui investigador y docente en la Universidad Complutense de Madrid durante siete años. Mi carrera investigadora se desarrolló en el estudio de los mecanismos moleculares del cáncer (colon y pulmón esencialmente). En noviembre de 2012 abandoné definitivamente el laboratorio. En la actualidad soy titular de una oficina de farmacia.

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