La rata topo desnuda

Existe un animal muy curioso, al menos para la ciencia. Probablemente pocos de vosotros hayáis oído hablar de él y al ver la fotografía lo primero que os generará será asco: la rata topo desnuda.

Fue descubierto (para el mundo occidental) en 1842. Se trata de un roedor, pequeñito, de unos pocos centímetros, sin pelos. Vive fundamentalmente en África, en la zona de Kenia, Etiopía y Somalia. Se alimenta de raíces y tubérculos y por lo tanto es frecuente que destroce las cosechas de los agricultores. Es uno de los pocos mamíferos conocidos que se organiza en colonias similares a las de las abejas.

Esto quiere decir que hay solo una reina reproductora y el resto de individuos de la colonia son estériles, salvo dos o tres machos que se aparean con la reina. Cuando la reina muere, el resto de las hembras luchan entre ellas para ser la nueva reina, también fértil. Presenta cuatro rasgos muy peculiares que hacen que este animal sea muy interesante para los científicos: vive, de media, unos 25 años, y no desarrolla cáncer. Además, prácticamente no siente dolor. Otro dato curioso es el hecho de que es capaz de vivir hasta media hora en un ambiente sin oxígeno.

¿Por qué es peculiar que viva 25 años? Porque los roedores de su tamaño no suelen pasar de unos ocho años. Por lo que se ha estudiado de su biología celular, se sabe que su organismo, incluso cuando está cerca de esos 30 años no está “envejecido”. No presenta las características típicas asociadas al envejecimiento. Aún no se conoce perfectamente la explicación científica a este hecho, pero parece ser que está relacionado con una eficacia altísima en la fabricación de las proteínas, gracias a un rRNA peculiar (para lo que es el RNA, recordad nuestro post ADN, genes, cromosomas…). Su mecanismo de fabricación de proteínas comete muy pocos errores. Tiene hasta 40 veces menos de probabilidades de generar errores que el mecanismo del ratón. Existen otras teorías, relacionadas con la ausencia de producción de telomerasa.

La rata topo desnuda no desarrolla cáncer, ni de manera natural ni cuando se le “fuerza” en un laboratorio. ¿Teorías? En 2012 se publicó su genoma completo y parece ser también bastante distinto de los roedores más cercanos a ellos. Según se publicó antes de verano en Nature la acumulación exagerada de una sustancia viscosa llamada ácido hialurónico, podría ser la causa de la resistencia de este roedor a sufrir tumores, si bien aún se desconoce el mecanismo de acción (parece ser que está relacionado con el gen p16). Se trata de una sustancia que ya se usa en humanos, concretamente para en tratamientos antiarrugas y para aliviar el dolor de artritis en las articulaciones.

El mecanismo que provoca la ausencia de dolor en estos animales no está del todo claro. Experimentos realizados en la Universidad de Illinois sugieren que tienen una percepción del dolor vía el nervio trigémino alterada debido a algunos cambios genéticos.

La capacidad de vivir sin oxígeno sin que su cerebro sufra está también siendo estudiada por los científicos. Investigadores de las universidades de Illinois y de Texas afirman que el secreto está en cómo las células del cerebro regulan la ingesta de calcio. Ante una privación de oxígeno, las células del cerebro cierran los canales por los que entra el calcio en ellas, evitando una “sobredosis” de calcio. Este mecanismo también está presente en los bebés humanos, pero se pierde con la edad.

Si queréis leer más, aquí os dejo un muy buen artículo sobre estos bichillos, en la revista QUO.

Científico y cobaya humano
Vacunas ¿Qué son? Su origen (Parte I)

About the Author: Alberto Morán

Licenciado en farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realicé mi tesis doctoral en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia. Posteriormente hice un Máster en Dirección de Empresas Biotecnológicas. Trabajé casi un año en una consultoría de biotecnología. Posteriormente fui investigador y docente en la Universidad Complutense de Madrid durante siete años. Mi carrera investigadora se desarrolló en el estudio de los mecanismos moleculares del cáncer (colon y pulmón esencialmente). En noviembre de 2012 abandoné definitivamente el laboratorio. En la actualidad soy titular de una oficina de farmacia.

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