¿Cómo reciclar los residuos textiles?
Se estima que cada año unos 92 millones de toneladas de residuos textiles se desechan cada año en todo el mundo. Tan solo el 13% de la ropa consigue reciclarse. Pero ¿qué es el reciclaje textil? ¿En qué consiste exactamente?
Lo primero es poner un poco en contexto lo que supone el consumo de ropa. Estamos bastante concienciados en cuanto al reciclaje de envases, papel, cartón y vidrio, pero no tenemos conciencia del enorme problema que suponen los residuos textiles. De hecho, se estima que solo el 13% de la ropa consigue reciclarse. La industria textil es el cuarto sector con mayor impacto en el cambio climático. Según la ONU, la industria textil genera el 20% de las aguas residuales industriales y el 10% de las emisiones globales de carbono. la ropa es el tercer producto más consumido, por detrás del agua y la utilización del suelo. La Estrategia para Textiles Sostenibles y Circulares de la UE aspira a que para 2030 todas las prendas elaboradas en la Unión sean duraderas, reparables, reutilizables, reciclables y estén libres de toxinas y contaminantes. Parte del esfuerzo viene de la reutilización, la prolongación de la vida útil o la mayor eficacia en los procesos de producción. Pero una parte importante ha de ser el reciclaje.
¿Cómo se recicla nuestra ropa?
Todo comienza con la recogida. En el caso de ciudadanos particulares, deberemos depositar la ropa y el calzado en los contenedores específicos. Cuando esas prendas llegan a la planta de reciclaje textil lo primero que se hace es una clasificación, separándose en cuatro categorías:
- Textiles adecuados para la reutilización
- Textiles para el reciclaje
- Textiles para la valorización energética
- Textiles destinados a eliminación.
En esta separación se tienen en cuenta también aspectos como el color del textil o el material del que está fabricado. Nos vamos a centrar en el reciclaje en sí. El reciclaje textil es bastante complicado, porque las prendas suelen mezclar materiales como el algodón, lino, poliéster, elastano, viscosa… El reciclaje puede ser de dos tipos, mecánico y químico. En ambos casos lo primero es separar el textil de las cremalleras, botones y demás “adornos” (eliminación de impropios).
El reciclaje mecánico puede seguir dos caminos distintos:
- Troceado para hacer trapos para limpieza industrial
- Triturado y desfibrado. Esto lleva a la obtención fibras cortas llamadas borra. La borra es lo que se denomina una materia prima secundaria. Se puede emplear para hacer aislantes acústicos o térmicos. También se puede mezclar con fibras nuevas para volver a hacer hilos.
El reciclaje químico descompone las fibras en productos químicos que luego pueden volver a utilizarse. Aún lleva un alto impacto energético y no está muy optimizado. De hecho, hay muchos proyectos en fase todavía de estudio o desarrollo, como el proyecto Chemup II que permitirá reciclar el poliéster con una pureza casi del 100%.
¿Y quién hace todo esto? Pues hay empresas como la valenciana Texlimca que se encargan de aportar soluciones efectivas para lograr la circularidad textil. Así, ofrecen desde el servicio de recogida selectiva a los municipios hasta los propios procesos de reciclaje. También ofrece sus servicios a otras empresas, para gestionar los textiles de excedentes de producción, devoluciones, taras…
Sistemas innovadores
Los procesos de reciclaje textil se encuentran en un proceso continuo de investigación y desarrollo para su mejora y así lograr cumplir los ambiciosos objetivos de la UE. Así, por ejemplo, se han desarrollado sistemas que detectan la composición de los tejidos por radiofrecuencia o por sensores infrarrojos. También hay técnicas para hidrolizar la celulosa del algodón o incluso para transformar las fibras de poliéster en botellas reciclables.
En definitiva, debemos ser conscientes de que el reciclaje de nuestros textiles es tan importante como el de envases, cartón o vidrio y contribuir, en la medida de lo posible a la circularidad de nuestras prendas.