Carta al pueblo americano de miembros de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina

Por su interés, reproducimos en Dciencia la carta al pueblo americano que han escrito y firmado miembros de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos y otros científicos. Tenéis el original en inglés junto con las firmas en este link.

AL PUEBLO AMERICANO

Todos dependemos de la ciencia. La ciencia nos ha proporcionado los teléfonos inteligentes que llevamos en nuestros bolsillos, los sistemas de navegación de nuestros automóviles y atención médica que salva vidas. Confiamos en los ingenieros cuando cruzamos puentes o volamos en aviones. Las empresas y los agricultores dependen de la ciencia y la ingeniería para la innovación de productos, los  avances tecnológicos o los pronósticos meteorológicos. La ciencia ayuda a la humanidad a proteger el planeta y a mantener los contaminantes y toxinas fuera de nuestro aire, agua y alimentos.

Durante más de 80 años, las inversiones inteligentes del gobierno de los Estados Unidos han construido el sistema de investigación del país, convirtiéndolo en la envidia del mundo. Sorprendentemente, la administración Trump está desestabilizando este sistema al recortar fondos para la investigación, despedir a miles de científicos, eliminar el acceso público a datos científicos y presionar a los investigadores para que alteren o abandonen su trabajo por razones ideológicas.

Los firmantes de este documento somos miembros electos de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, representando a algunos de los principales científicos, ingenieros e investigadores médicos del país. Hablamos en nuestro propio nombre, sin representar a nadie. Vemos un peligro real en este momento. Aunque tenemos creencias políticas diversas, estamos unidos como investigadores en nuestra intención de proteger la investigación científica independiente. Enviamos este SOS para emitir una advertencia clara: se está diezmando el sistema científico del país.

La administración está recortando fondos para agencias científicas, cancelando subvenciones a científicos, dejando sin financiación laboratorios y obstaculizando la colaboración científica internacional. Los recortes están obligando a las instituciones a detener investigaciones (incluyendo estudios sobre nuevos tratamientos para enfermedades), despedir investigadores y dejar de reclutar estudiantes graduados, que son el futuro de la ciencia.

Las investigaciones actuales de la administración sobre más de 50 universidades envían un mensaje alarmante. Recientemente, se notificó a la Universidad de Columbia que se retendrían sus fondos federales a menos que adoptara políticas disciplinarias y desactivara un departamento académico señalado por el gobierno. Desestabilizar docenas de universidades pone en peligro la educación superior y las investigaciones que estas instituciones llevan a cabo.

La búsqueda de la verdad —la misión de la ciencia— requiere que los científicos exploren libremente nuevas preguntas e informen sus hallazgos con honestidad, independientemente de intereses particulares. Sin embargo, esta administración está ejerciendo censura, destruyendo esa independencia. Está utilizando órdenes ejecutivas y amenazas financieras para manipular qué estudios se financian o publican, cómo se informa de los resultados y qué datos e investigaciones están disponibles para el público. La administración está bloqueando investigaciones en temas que considera objetables, como el cambio climático, u otras cuyos resultados no le agradan, abarcando desde la seguridad de las vacunas hasta tendencias económicas.

Un clima de miedo ha caído sobre la comunidad investigadora. Los científicos, temerosos de perder financiación o estabilidad laboral, están retirando sus nombres de publicaciones, abandonando estudios y reescribiendo proyectos o solicitudes y artículos para eliminar términos científicamente precisos (como “cambio climático”) que las agencias consideran problemáticos. Aunque algunos en la comunidad científica han protestado con fuerza, la mayoría —investigadores, universidades, instituciones científicas y organizaciones profesionales— han permanecido en silencio para evitar enfrentamientos con el gobierno y que puedan poner en riesgo su financiación.

Si se desmantela el sistema científico del país, perderemos nuestra ventaja científica. Otros países liderarán el desarrollo de nuevos tratamientos para enfermedades, fuentes limpias de energía y tecnologías futuras. Sus poblaciones serán más saludables y sus economías nos superarán en negocios, defensa, inteligencia y monitorización del estado del planeta. El daño al sistema científico nacional podría tardar décadas en revertirse.

Hacemos un llamamiento a la administración para que cese su ataque generalizado contra la ciencia estadounidense e instamos al público a unirse a esta llamada. Comparte esta declaración con otros, contacta a tus representantes en el Congreso y ayuda a tu comunidad a comprender lo que está en juego. La voz de la ciencia no debe ser silenciada. Todos nos beneficiamos de la ciencia y todos perderemos si se destruye el sistema científico del país.

Las opiniones expresadas aquí son nuestras propias opiniones personales y no representan las de las Academias Nacionales ni las instituciones donde trabajamos.

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About the Author: Alberto Morán

Licenciado en farmacia por la Universidad Complutense de Madrid. Realicé mi tesis doctoral en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia. Posteriormente hice un Máster en Dirección de Empresas Biotecnológicas. Trabajé casi un año en una consultoría de biotecnología. Posteriormente fui investigador y docente en la Universidad Complutense de Madrid durante siete años. Mi carrera investigadora se desarrolló en el estudio de los mecanismos moleculares del cáncer (colon y pulmón esencialmente). En noviembre de 2012 abandoné definitivamente el laboratorio. En la actualidad soy titular de una oficina de farmacia.

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